«Paga lo que quieras»

Si hay un sector con una existencia turbulenta equiparable al de prensa escrita es, sin duda, el de la industria discográfica. Difícil establecer comparaciones, por que (de momento) no me he encontrado todavía top-mantas con fotocopias del Newsweek de la semana que viene, o una primicia filtrada del rediseño de El País que saldrá el próximo domingo 21. Lo cierto es que ya se han preocupado algunos en augurar cual será el último año de la prensa escrita. A buen seguro que a la industria discográfica (tal y como la conocemos hoy) le quedan bastantes menos…

Más, si cabe, si entre tanta turbulencia algunos siguen empeñados en subir unos cuantos escalones de un salto y dejar a la industria tiritando. Al menos, en lo musical, eso es lo que ha hecho Radiohead con su nuevo, y flamante disco In Rainbows con un peculiar sistema de distribución que puede suponer un primer paso una auténtica revolución en esta industria.


De derecha a izquierda, Ed O’Brien, Thom Yorke, Phil Selway

El grupo británico permite descargar su nuevo disco y tú eres el que le pones precio. Es decir, que no hay un precio fijado, tu le das valor. Por contra, la calidad del disco es de 160 kbps, algo un poco inferior a la calidad de un CD.

¿Cuánto está pagando la gente por el disco? y ¿Cuántas personas se están bajando In Rainbows? En cuanto al número de de descargas, no hay datos oficiales todavía, pero si que sabemos que su sitio se colapsó por la cantidad de visitas; y varias fuentes ya especulan cifras en millones. De momento la banda ha confirmado que se han realizado nada menos que 1,3 millones de descargas del disco.

A mí se me ocurren más preguntas: ¿Cómo se oficializan estos datos? ¿Como se ubicaría el disco en los dichosos rankings tipo «Billboard» o «Los 40 principales«? Este nuevo sistema de distribución plantea esas y otras cuestiones que a buen seguro serán más habituales (veremos lo poco que tardan en imitarlos) y obligarán a unos cuantos ejecutivos de discográficas a replantearse muchas cosas.

 

 

Pero hablemos del disco, un sorprendente «back to de basics» (y yo que me esperaba nueva andanada de emotividad postecnológica). No hay temas pegadizos (si hay que elegir una mee quedo con la primera,“15 Step”) ni retazos tecnológicos. Aunque en un principio parece remitir a la sencillez primera de «The Bends», lo cierto es que, con cada escucha, el disco descubre y matices ocultos que impide dejar de escucharlo. Cierto es que no soy imparcial, puesto que soy ‘fan’ de la banda de Oxford desde “Pablo Honey» (1992). Y precisamente porque he seguido con admiración las andanzas del atormentado Thom York y sus chicos, tengo la convicción de que son de los pocos que se han atrevido ha marcardo cambios el ritmo que tomará la música.

La portada que veis más arriba la ha realizado, una vez más, Stanley Donwood. Él ha estado detrás de todas las carátulas de la banda desde el EP «My Iron Lung». La verdad es que no acaba de gustarme demasiado. Excesivamente convencional para lo que es habitual en ellos. Mucho más sugestiva la de su anterior disco, ¿no?

La ciudad prostituta. Portada de «Hail to the thief».

Por no hablar de la que hizo para la fantástica aventura en solitario del líder del grupo, Thom York.

De lo que no se ha hablado (ni se hablará) es de cuánto dinero le han reportado dichas descargas a la banda, y de cuántas copias físicas han sido encargadas, pero el beneficio que los británicos sacarán puede ser inaudito. Quizás se venda menos cuando sea puesto a la venta el año que viene en tiendas tras esta campaña de “paga lo que quieras”, pero a nivel de promoción el valor es incalculable.

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